29 abril 2019

Los latidos de las imágenes...






Las imágenes laten dentro de nosotros. Aunque no logremos oír sus latidos, siempre lo hacen.

Hay veces que esos latidos son tan suaves y rítmicos, que apenas logramos sentirlos y no somos capaces de “ver” imágenes.

Pero hay veces que, de forma inesperada, ocurre algo. Y es entonces, cuando esa imagen empieza a producirnos pequeñas arritmias y vamos notando, de forma más nítida, cómo la intensidad y frecuencia de sus latidos va aumentando. 

Algo está sucediendo, algo nos está alterando. 
De repente, un latido muy intenso. Un enorme pinchazo en alguna parte de nuestro pecho. Por momentos, sentimos cómo esa imagen se desboca dentro de nosotros, cómo el ritmo de esos latidos empieza a acelerarse violentamente y nos aboca al infarto visual. En ese momento, es cuando sentimos ese extraño impulso que obliga a nuestro cerebro a dar la orden para que presionemos el obturador... Ya está. Hemos detenido esa imagen, aquel instante que palpitaba en nosotros. Cerramos los ojos unos segundos, respiramos profundamente. Los latidos van recuperando su ritmo normal. Todo ha pasado.

Cada fotografía nos revela el cardiograma de nuestros latidos, nos habla de sus ritmos, de cómo la fuerza de algunas imágenes les afecta y precipita el extraño acto de fotografiar.

A veces me pregunto qué tiene la fotografía, cómo aparece esa pulsión que nos hace accionar la cámara. Por suerte, todavía no he hallado la respuesta. Quizás por eso sigo buscando atentamente en cada latido.

Abrazos!