24 noviembre 2014

Autumn leaves...





De nuevo otoño. La naturaleza sigue su ciclo y los árboles, como cada año, se van despojando de sus hojas que, poco a poco, tapizan el bosque. Algunas encuentran reposo sobre las rocas mientras otras van cayendo sobre el lecho del riachuelo, quedando a merced de la corriente. Me quedo unos minutos observando el deambular de las hojas, intentando descifrar el enigmático camino que van recorriendo hasta quedar presas sobre alguna roca de la orilla. Las ramas reflejadas parecen intentar, a duras penas, retenerlas unos minutos más, como resistiéndose a perderlas para siempre.

Mientras escucho el sonido de las hojas, pienso en un otoño que prometía imágenes de lugares idílicos pero que, al final, no pudo ser. Un otoño inusual y, tal vez, extraño que me ha hecho regresar a algunos rincones que tantas veces he frecuentado y que, casi siempre, se traduce en alguna imagen y buenas sensaciones. Y es que, a veces, lo que importa no es el lugar donde fotografiamos, sino lo que sentimos cuando lo hacemos. 

Mientras pienso en todo esto, suena Miles Davis y, sin poder evitarlo, empiezo a soñar con el próximo otoño...

Saludos!



03 noviembre 2014

Ordenando el paisaje...






Es obvio que el paisaje ya dispone de un orden, aunque muchas veces no consigamos descifrarlo. El paisaje es fruto de la interacción de muchos elementos, naturales y humanos, que configuran lo que "vemos". Sin embargo, el paisaje es algo mucho más complejo que lo que aparentemente somos capaces de ver, de ahí que su interpretación dependa de una serie de mecanismos que condicionan nuestra percepción.

Nuestra mirada al paisaje siempre dependerá de los estímulos que recibimos de él a través de nuestros sentidos y de la interpretación que hace nuestro cerebro de toda esa información. Cada vez que miramos o fotografiamos un paisaje, nuestra percepción interpreta sistemáticamente cada uno de sus elementos y los interrelaciona en su conjunto, configurando "nuestro" paisaje. Cada fotógrafo ordenará y decidirá de forma diferente qué elementos entrarán en la composición y cuales se quedarán fuera, todo ello en función de una serie de filtros sensoriales o perceptivos (cultura, valores, creencias, intereses, estado de ánimo, etc.). 

El paisaje, por tanto, no consta sólo de una realidad objetiva, sino también de un componente personal que es el que, los fotógrafos, intentamos reflejar en nuestras imágenes. De ahí que las miradas al paisaje sean tan diversas y, a veces, tan opuestas. 

Saludos!