Verano, calor... La cámara se queda en casa más de lo que nos gustaría. Parece que todo se ralentiza, incluso nuestros sentidos parecen menos despiertos y mucho más torpes. Parece que es momento de desconectar de nuestras rutinas, de cargar las pilas... Pero no, cada vez que salimos sin ella, seguimos "mirando" y descubriendo detalles que logran captar nuestra atención. Nuestra visión fotográfica sigue trabajando, a veces sin darnos cuenta. Quizás por eso siempre necesitemos llevarla con nosotros, a pesar de todo...
Disfrutad!