Después de varios meses sin casi olas, la semana pasada llegaron las primeras olas de la temporada. Os dejo unas fotillos que hice el pasado miércoles, aprovechando que había buena luz y la lluvia nos daba una tregua.
30 septiembre 2009
28 septiembre 2009
Inspiración otoñal...
Cada estación es siempre una nueva fuente de inspiración y una nueva motivación pero, posiblemente, una de las estaciones preferidas por los fotógrafos sea el otoño. Con la llegada del otoño, nuestros bosques se visten con sus mejores galas y tiñen, de hermosos ocres y amarillos, nuestros paisajes. Después del calor estival, la luz va suavizándose y todo parece ralentizarse y volver a la normalidad.
Es el mejor momento para perdernos por nuestros bosques y descubrir la esencia del otoño. El otoño nos ofrece un sinfín de posibilidades fotográficas y en cualquier rincón encontraremos bonitos detalles que complementarán nuestras imágenes de paisaje.
Lamentablemente, por aquí el otoño no es tan espectacular como en los bosques caducifolios del Pirineo pero, aún así, os aseguro que nuestros bosquecillos mediterráneos dan mucho juego y que, con un poco de inspiración y sensibilidad, podemos conseguir bellas imágenes de esta estación tan especial.
Buen otoño!
22 septiembre 2009
Las pequeñas cosas...
Hace unos días, mientras fotografiaba unos reflejos en un estanque, un pequeño detalle llamó mi atención. Los reflejos, perfectamente simétricos, se dibujaban y desdibujaban de forma intermitente cada vez que la brisa producía un leve movimiento sobre el agua, por lo que no tenía más remedio que encuadrar y esperar a que se volvieran a dibujar para poder fotografiarlos. Justo en una de esas pausas, la misma brisa desprendió una pequeña hoja de un árbol que estaba junto al estanque. La hoja se precipitó hasta la superfície del estanque, donde quedó a merced de la brisa que iba conduciéndola, a la deriva, de un lado a otro hasta que alcanzó unos pequeños juncos que le sirvieron de refugio.
Este pequeño detalle hizo que me olvidara de los reflejos y me centrara en fotografiar aquella hoja. Busqué un ángulo bajo para conseguir un reflejo lo más limpio posible del cielo y probé un par de encuadres. Cuando me disponía a realizar la última foto, la brisa volvió a llevarse la hoja a la deriva, llegando esta vez hasta una de las orillas, donde lentamente se fue colmando de agua hasta que se hundió. Sin darme cuenta, me había quedado absorto observando el corto periplo de la hoja, pensando en la cantidad de pequeños detalles que nuestra mirada no es capaz de descubrirnos, en todo lo que pueden llegar a transmitirnos las pequeñas cosas...
Saludos!
Este pequeño detalle hizo que me olvidara de los reflejos y me centrara en fotografiar aquella hoja. Busqué un ángulo bajo para conseguir un reflejo lo más limpio posible del cielo y probé un par de encuadres. Cuando me disponía a realizar la última foto, la brisa volvió a llevarse la hoja a la deriva, llegando esta vez hasta una de las orillas, donde lentamente se fue colmando de agua hasta que se hundió. Sin darme cuenta, me había quedado absorto observando el corto periplo de la hoja, pensando en la cantidad de pequeños detalles que nuestra mirada no es capaz de descubrirnos, en todo lo que pueden llegar a transmitirnos las pequeñas cosas...
Saludos!
16 septiembre 2009
La luz en el paisaje...
La imagen que os muestro la realicé en el parque natural de La Marjal Pego-Oliva, mientras esperaba a que el sol se escondiera detrás de las montañas y que las luces de la “hora mágica” aparecieran en el horizonte.
Al contrario de lo que sucede en el paisaje íntimo, la fotografía de paisajes abiertos depende en mayor medida de una serie de factores externos que son los que determinarán el resultado final de nuestras imágenes.
Seguramente uno de los elementos más importantes para la fotografía de paisaje sea la luz, pues es la que modela el paisaje, la que le da forma, color y personalidad al escenario que hemos elegido. Es la luz la que, en ocasiones, puede convertir un paisaje ordinario en un paisaje extraordinario. Conocer el comportamiento de la luz y aprender a sacarle partido es, pues, uno de los principales retos de los fotógrafos que hacemos paisaje.
Buenas fotos!
08 septiembre 2009
El paisaje íntimo...
Hay un paisaje que nos invita a jugar con nuestra imaginación y creatividad. Es un paisaje de diminuta escala, donde las proporciones pierden su significado y donde los pequeños detalles cobran vida. Se trata del paisaje íntimo, un paisaje donde la mirada del fotógrafo es esencial y cuya visión será la que desvelará todos esos pequeños paisajes que forman parte de un paisaje mucho más amplio y fácil de “ver”.
Cuando hablamos de fotografía de paisaje, enseguida tendemos a pensar en esas vistas o paisajes tan espectaculares que hemos visto en la portada de alguna revista o en algún otro sitio. Sin embargo, el paisaje es algo más que todos esos paisajes con los que solemos encontrarnos diariamente. Hay un paisaje “invisible”, íntimo, que sólo es visible para una mirada adiestrada, una mirada capaz de distinguir todos esos detalles que se intuyen en ese escenario más abierto que suele colapsar nuestra atención y nuestros sentidos.
Son los paisajes abiertos los que mayor popularidad e interés suelen despertar en los espectadores. La fotografía de paisajes abiertos suele estar condicionado por el factor suerte, ya que tienen que darse una serie de condiciones especiales para que un simple paisaje se convierta en un paisaje singular. Uno de los factores condicionantes más importantes suele ser la calidad de la luz, que suele condicionar la imagen final dejando muy poco margen a la creatividad del fotógrafo.
Por el contrario, en el paisaje íntimo, la intuición y visión del fotógrafo cobran mayor importancia. Aquí es el fotógrafo el que diferencia esos pequeños paisajes y se encarga de ordenar los diferentes elementos de la escena y dar vida a ese pequeño paisaje. Por supuesto, las condiciones de luz pueden marcar diferencias en los resultados, pero en la mayoría de los casos el punto fuerte de estas imágenes es la composición.
Así pues, el resultado suelen ser abstracciones, pequeñas porciones de paisaje que suelen sugerirnos un paisaje más amplio pero que no nos lo muestran, composiciones con formas y líneas dibujadas por la propia naturaleza, siempre mostradas desde una perspectiva muy personal y a veces atrevida.
La búsqueda de nuestro paisaje íntimo es algo apasionante. Tan sólo necesitamos trabajar nuestra forma de mirar e interpretar el paisaje, intentando sentirlo, intentando absorber su esencia y, por supuesto, ser capaces de extraer esas pequeñas realidades que en él se esconden…
Buenas imágenes!
Cuando hablamos de fotografía de paisaje, enseguida tendemos a pensar en esas vistas o paisajes tan espectaculares que hemos visto en la portada de alguna revista o en algún otro sitio. Sin embargo, el paisaje es algo más que todos esos paisajes con los que solemos encontrarnos diariamente. Hay un paisaje “invisible”, íntimo, que sólo es visible para una mirada adiestrada, una mirada capaz de distinguir todos esos detalles que se intuyen en ese escenario más abierto que suele colapsar nuestra atención y nuestros sentidos.
Son los paisajes abiertos los que mayor popularidad e interés suelen despertar en los espectadores. La fotografía de paisajes abiertos suele estar condicionado por el factor suerte, ya que tienen que darse una serie de condiciones especiales para que un simple paisaje se convierta en un paisaje singular. Uno de los factores condicionantes más importantes suele ser la calidad de la luz, que suele condicionar la imagen final dejando muy poco margen a la creatividad del fotógrafo.
Por el contrario, en el paisaje íntimo, la intuición y visión del fotógrafo cobran mayor importancia. Aquí es el fotógrafo el que diferencia esos pequeños paisajes y se encarga de ordenar los diferentes elementos de la escena y dar vida a ese pequeño paisaje. Por supuesto, las condiciones de luz pueden marcar diferencias en los resultados, pero en la mayoría de los casos el punto fuerte de estas imágenes es la composición.
Así pues, el resultado suelen ser abstracciones, pequeñas porciones de paisaje que suelen sugerirnos un paisaje más amplio pero que no nos lo muestran, composiciones con formas y líneas dibujadas por la propia naturaleza, siempre mostradas desde una perspectiva muy personal y a veces atrevida.
La búsqueda de nuestro paisaje íntimo es algo apasionante. Tan sólo necesitamos trabajar nuestra forma de mirar e interpretar el paisaje, intentando sentirlo, intentando absorber su esencia y, por supuesto, ser capaces de extraer esas pequeñas realidades que en él se esconden…
Buenas imágenes!
03 septiembre 2009
Aprendizaje y conocimiento...
"En el Zen hay una gran diferencia entre aprendizaje y conocimiento. Déjame que te explique. El conocimiento es prestado; el aprendizaje es tuyo. El conocimiento se adquiere a través de las palabras, el lenguaje, los conceptos; el aprendizaje se adquiere a través de la experiencia. El conocimiento siempre se acaba: ya lo sabes, así que ya está. El aprendizaje nunca se acaba, siempre está en el camino. El aprendizaje es un proceso: uno sigue aprendiendo hasta el último momento. El conocimiento llega hasta un punto donde se para y se convierte en ego. El aprendizaje no se para nunca, se mantiene humilde." (Osho)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)