La luz de la tarde se desvanece suavemente y, casi sin darme cuenta, todo queda en la más completa oscuridad. Tan sólo el ritmo de mis pasos, que intentan adivinar torpemente el camino de vuelta, rompen el silencio. Miro atrás y me detengo para contemplar, por última vez, el resplandor que todavía dibuja la fina silueta de las montañas en el horizonte y que, poco a poco, he ido dejando atrás.
Suena "Almost blue". De nuevo la triste y desgarradora trompeta de Chet Baker, me hace revivir la soledad de esos instantes tan efímeros que se desvanecen, como el sonido de su trompeta, en la oscuridad de la noche.
Saludos...
Muy sensible la foto como tambien el comentario , poder conectar con uno mismo junto con el entorno , no es facil , retroalimentarse tiene su punto importante .. Saludos ..
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