La verdad es que no recuerdo cuando escuché, por primera vez, alguna pieza de jazz (al menos de forma consciente). Seguro que habría algo de jazz entre aquellos discos que mis padres ponían, de pequeño, en aquel viejo tocadiscos que todavía conservan, porque fue entonces cuando posiblemente empezó a gestarse todo.
Sí que recuerdo, en cambio, la primera vez que escuché a Miles Davis, Louis Armstrong o John Coltrane. Supongo que empecé, como todos, por los "clásicos" pues eran los que más sonaban por ahí (y no mucho) o, simplemente, los que podías encontrar en la tienda de discos. Entonces no había internet ni tanta información como ahora y, si querías enterarte de algo, tenías que preguntar a alguien entendido en el tema o esperar a escucharlos en alguna radio. Poco a poco fuí descubriendo a otros grandes intérpretes y llegaron Bill Evans, Charlie Parker, Charlie Mingus, Billie Holliday, Stan Getz, Chet Baker y muchos más. También fueron llegando más influencias y fui descubriendo otras músicas, pero el jazz siempre estuvo ahí.
Y también estaba la fotografía, otra gran pasión que intentaba descubrir y aprender a pesar de los escasísimos medios que habían en aquella época. Ufff, parece que todo eso fue ayer y ya han pasado casi treinta años...
Pero la vida quiso que esas dos grandes pasiones empezaran a tener una estrecha relación. Hace unos años, empecé a fotografiar, junto con los amigos de AFX, algunos conciertos de Xàbia Jazz. Fue entonces cuando intuí que el jazz y la fotografía tenían una relación muy especial. A través del visor de mi cámara, descubría matices que muchas veces no era capaz de percibir cuando disfrutaba de uno de esos conciertos como espectador. Aquellos músicos sentían con una intensidad increíble la música que regalaban a nuestros sentidos y cada uno de sus gestos y expresiones se convertían en instantes irrepetibles que deseaba inmortalizar con la misma intensidad. Descubrí que las sensaciones que transmitían aquellos músicos y su música podían convertirse en imágenes muy especiales si de verdad era capaz de sentirlo y acariciar el disparador en esos instantes.
Este año no estaré, pero esas sensaciones siguen tan vivas como el recuerdo de aquellas primeras piezas de Miles Davis.
Para mis compañeros, para que sientan esa intensidad mientras fotografían...
Saludos!
enguany el ajuntament es quedara sense esa serie tan intimista que et caracteritza...jo no se, pero no els agradara...per molts anys i bons, mestre¡¡
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