12 septiembre 2012

Momentos...




Aquella mañana había quedado con dos buenos amigos. He de confesar que no suelo quedar con más gente para fotografiar, soy más de ir solo. Pero ya hacía tiempo que no nos veíamos y teníamos mucho que contarnos. La idea era hacer las primeras luces y, con la excusa, vernos y charlar un rato.

Llegué el primero. Desde el aparcamiento, ya se adivinaban las primeras luces en el horizonte. ¡Como no lleguen ya, no pillamos esas luces!, pensé. Al cabo de unos minutos, como si me hubieran oído, los veía llegar. Nada más bajar del coche cogimos las mochilas y, casi sin saludarnos, nos fuimos hacia la pequeña cala a la que teníamos pensado ir. En cuanto llegamos a la localización, Jose decidió quedarse allí mismo mientras que Jose Ramón y yo decidimos explorar un poco más allá en busca de algún rinconcito interesante. No teníamos mucho tiempo. Las primeras luces ya estaban casi en su punto, pero queríamos buscar algún primer plano diferente. Sin querer, nos metimos en un buen lío. Subimos, cargados con nuestras pesadas mochilas y trípodes, por unas rocas margosas bastante sueltas y peligrosas para poder pasar hasta la siguiente cala sin mojarnos. La verdad es que la cosa pintaba bastante mal y, en algún momento, pasamos algo de miedo. Cuando conseguimos llegar al punto que queríamos, nos llevamos una decepción al ver que no había nada interesante. ¡Teníamos que regresar lo más rápido posible! Pero, ésta vez, y visto lo que mal que lo habíamos pasado, decidimos volver por la orilla con remojón incluido.

Las luces se nos escapaban. Nuestra aventura nos había hecho perder mucho tiempo. Tan sólo disponíamos de unos pocos minutos para buscar un encuadre y tratar de sacar algo decente. Esa urgencia por buscar un primer plano me hizo fijarme en esa roca algo más blanquecina que reflejaba la luz del sol. No tenía más opción. Monté la cámara sobre el trípode y compuse la imagen a través del visor. Sabía que no podía fallar en la medición, así que calculé el tiempo de exposición para que nada fallara.

Quizás fueron muy pocas las imágenes que aquella mañana me regaló pero, a cambio, me regaló unos momentos muy especiales con estos dos amigos. Y es que, en ocasiones, la fotografía es una excusa perfecta para encontrarte con gente que aprecias y que comparte las mismas inquietudes. Sin esos momentos, la fotografía perdería mucho de su encanto.

Para vosotros, por todos esos momentos...

Saludos!
 
 



3 comentarios:

  1. Hola Paco, me parece muy especial compartir esos momentos, estar al lado tuyo, es todo un previlegio de verdad. Reconozco tu valor como persona y como no, ese gran fotógrafo que eres. Me gustaría que la gente se fijara con esas personas que nace con esa luz. Sé que cuesta de percibir por su sencillez. A veces se dan cuenta demasiado tarde o no lo perciben. No hace falta buscar fotógrafos reconocidos, sólo tienes que ver tu alrededor. No hay muchos pero están. Sé que Melero lo percibe y sabe que estar esos momentos contigo es un premio y una oportunidad. y yo, también lo percibo. Hasta pronto.

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  2. Yo daría la mañana por muy bien empleada, esos momentos no tienen precio...

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  3. yo sin embargo, creo que no saqué ni por asomo parecido a esto,...,sin embargo es de las salidas que mas agradablemente recuerdo...esas conversaciones y esos momentos no son fáciles de olvidar...por muchos momentos como aquellos¡¡¡ Gràcies mestre¡¡

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